jueves, 12 de noviembre de 2009

HISTORIA. Todos somos humanos.

Yo trabajé durante dos cursos en la escuela. Cuando me llamaron, me hizo mucha ilusión tener la posibilidad de trabajar en ese centro porque, tal y como te lo plantean, para un docente es un gran reto y una oportunidad de aprender y poder llevar a cabo algo que es casi una utopía en educación.
Yo era una esponja absorbiendo todo aquello que podía hacerme crecer como profesional y como persona. No era una escuela típica ni común, no era una educación convencional.

Me gustaba el que se vivía la cultura con intensidad y la importancia que daban al hecho lector como hilo conductor de la vida escolar y personal de todos los que ahí convivíamos.

Como en todos los trabajos siempre hay compañeros con los que puedes empatizar más, y otros con los que procuras llevarte bien porque no tienes mucho en común con ellos. Pero terminaba por quemarme tanto como profesional y, como no, como persona la micropolítica del centro. Existe una lucha de poder tremenda, una competición, en algunas ocasiones, desmedida e incomprensible por parte de tus propios colegas generando unos conflictos internos que hacen que una trabaje con desgano, y lo único que me hacia echar para adelante eran los niños, ellos son los me dan la felicidad en aquello para lo que me prepararé porque me gustaba y estaba convencida de que valía para ello. No puede funcionar una organización correctamente cuando muchos de sus miembros son familia o mantienen relaciones de pareja, todo el mundo barre para casa, y cuando hay disputas entre ellos se nota la tirantez. Luego, la gente se mueve por sus propios intereses personales y económicos.

Lo que en un principio pensé que era una democracia, era realmente una imposición de ideas sin dejarme, ni tan siquiera, que expresara mi opinión en determinadas cuestiones para las que me siento muy cualificada y capacitada. Supe lo que se siente cuando alguien quiere imponer su criterio olvidando que somos un equipo de trabajo, no aceptando sus errores y, en algunas ocasiones, sus limitaciones como profesional, porque no somos perfectos y en muchos momentos puedes nutrirte de las experiencias de otros, y yo en esa época era joven, sigo siéndolo, pero no acababa de salir del cascarón ya había trabajado anteriormente. Pero lo más indignante, y no quiero pecar de pretenciosa o creída, era tener que aguantar las ideas impuestas de una persona con menos experiencia y con una titulación inferior a la mía y ver cómo se estrellaba una y otra vez contra el muro de la ignorancia. Pero lo que más me indignaba y me producía una gran impotencia, era ver como eso podía afectar a los niños.

Toda mi ilusión, felicidad y sueños se fueron a la papelera. Día a día me daba cuenta de que ese no era el sitio que yo deseaba para trabajar, sufría por el trato que daban a algunos niños y eso para mi era duro y lo peor es que no sabía que hacer o es que era cobarde. Ahora que echo la mirada hacia atrás y reflexiono sobre todo aquello que viví, creo que mi actitud o reacción quizás puedo llamarle cobardía o tal vez miedo, no lo se. Lo que puedo decir, es que muchas veces he pensado en todo ello y me pregunto que será de aquellos niños, y me da como una presión en el pecho y me desespero, quizás es mi conciencia que se revuelca dentro de mi. Por eso, al encontrarme con vuestro blog y leer las historias de algunos padres pienso: si no será algún padre de aquellos niños. He vuelto a revivir muchas historias por eso necesitaba plasmar aquí mis emociones, porque es algo que me ahoga, tal vez no hice suficiente por aquellos niños.

Trabajar en grupo en las aulas sólo era una tapadera porque se dividían en: aquellos que querían que destacaran porque cognitivamente estaban más desarrollados y aquellos que eran del montón y no les interesaba. En más de una ocasión me llamaron la atención muy sibilinamente, cuando me empeñaba en ayudar a algún niño que le costaba más, lo que debía hacer yo era seguir potenciando a aquellos que eran los elegidos por ellos. La verdad es que tenía que mirar a otro lado cuando la tutora hacia comentarios de esos niños a sus padres, porque de lo que me daban ganas era de decirle a ese padre o a esa madre que no creyeran lo que le decían y que se llevara a su hijo lo más pronto posible.

Pienso que cuando un niño empieza con problemas desde su primera infancia y esos problemas se prolongan en el tiempo, jamás le irá bien en ese centro y que mientras más tiempo pase, los problemas se acentuarán y los arrastrará mucho tiempo si los padres no utilizan todos los medios disponibles para ayudarle.
Pido perdón si con mi actitud pude hacer daño a alguien, la verdad es que me gustaría enmendar mi error. Todas las personas nos equivocamos alguna vez en nuestra vida, pero lo que nos hace inteligentes y personas es reconocer nuestros propios errores y mejorar, cosa que falta en ese centro porque se sienten el ombligo del mundo y no saben lo que es la humildad porque piensan y están convencidos, de que no hay nadie como ellos y para demostrarlo piensan que el fin justifica los medios.